jueves, 2 de octubre de 2014

Juan Quevedo. Autorretrato lingüístico.

AUTORRETRATO LINGÜÍSTICO
            
Yo nací en Cantabria, una Comunidad Autónoma monolingüe, es decir, en ella solo se habla castellano. El castellano que se habla en Cantabria tiene varias peculiaridades y errores sintácticos, como por ejemplo el leísmo, el laísmo y el uso incorrecto del condicional. Es muy habitual mantener una conversación con alguna persona de aquí y que cometa fallos garrafales como: "Yo no soy de Santander, pero como si lo sería" o ir a una tienda de ropa con mi madre y que pregunte la dependienta refiriéndose a unos pantalones: "Pruébeseles, a ver qué tal la quedan". Así como yo creo que no cometo nunca errores con el condicional, si estoy en una conversación fluida con mis amigos cometo algún leísmo y algún laísmo.
Tengo influencia asturiana, ya que mi familia por parte de mi madre es de allí. Esto lingüísticamente hablando es bueno, pero a la vez es malo. Es bueno porque desde pequeño mi madre me ha sabido corregir leísmos y laísmos y cometo pocos, aunque en conversaciones muy fluidas probablemente se me escape alguno, y a su vez, tiene también su parte mala, debido a que el asturiano es un dialecto del castellano y tiene también sus errores gramaticales, como por ejemplo, utilizar siempre el pretérito perfecto simple en lugar del perfecto compuesto. "Hoy me levanté con el pie izquierdo" en lugar de "Hoy me he levantado con el pie izquierdo", error que personalmente cometo bastante.
Asturias es una Comunidad Autónoma donde además del castellano, se habla asturiano, por lo que tiene sus expresiones y sus peculiaridades. Por ejemplo, los pronombres se ponen detrás del verbo: "Levantóse y dióme un beso"; se utiliza ye en lugar de es, "ye un chico encantador"; expresiones como "no me da más" que en castellano sería "me da lo mismo"; palabras como "prestar", que es una palabra muy útil ya que no tiene una traducción exacta al castellano. Se dice cuando algo te gusta mucho, veámoslo en una frase: "Prestóme mucho la ducha". A día de hoy, en conversaciones con mi madre usamos palabras del asturiano como el verbo pingar, que pensábamos que era una palabra española, hasta que hace muy poco tiempo le dije que no me parecía del castellano y, efectivamente, pingar  se usa en Asturias para expresar que algo está muy mojado, "Esta chaqueta está pingando!".

Mi primer contacto con una lengua extranjera fue hace tanto tiempo que ni siquiera lo recuerdo. De lo que sí me acuerdo es que fue con el inglés. Lo aprendí desde muy pequeño y me resulta un idioma fácil, puedo decir que se me da bastante bien, aunque todavía no he dado el paso de viajar a Inglaterra, la tierra de Shakespeare, para poder decir que soy bilingüe. Pienso que para serlo hay que pensar en ese idioma y no traducir mentalmente las frases al español, como hago yo. No puedo decir lo mismo con el francés, que lo llevo estudiando desde 5º de Primaria y no es una lengua que precisamente me haya apasionado, de hecho, este año no la he elegido como optativa. Tengo curiosidad por aprender algún otro idioma como el italiano, ya que me parece una lengua muy bonita, probablemente más adelante la estudiaré por mi cuenta.

1 comentario:

  1. ¡Soberbio, Juan, fantástico! Ya lo había leído cuando me mandaste el enlace del portafolios digital, y ahora he vuelto a releerlo porque he llegado por fin, por orden alfabético, a ti. Y he vuelto a quedar fascinado, de tu redacción, de tu expresión escrita, de la ordenación lógica de los contenidos, clara y precisa, etc. Sencillamente muy buen trabajo, Juan, enhorabuena. Solamente puedo señalarte un pequeño error (considero que un descuido): dejas de poner el signo de admiración inicial en un enunciado exclamativo, solo el final, como cuando escribimos en WhatsApp y estos sitios. Pero muy bien, de verdad, con las ejemplificaciones, con todo... He aprendido mucho con tu composición, del asturiano principalmente, así que hasta en eso salgo gratificado. Espero con interés tu próxima redacción, ¡sigue así!

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